Cambio Climático: El rol
de los bosques como sumideros de carbono
Para enfrentar las consecuencias
del calentamiento global, es fundamental el rol de los bosques.
Estos cumplen un papel preponderante en el ciclo global del carbono
(C). Las forestaciones y reforestaciones en áreas donde no
existen árboles pueden alterar las reservas y flujos de C
forestal, modificando su papel en el ciclo del C y utilizando con
ello su potencial para mitigar los cambios del clima.
Autor: Gabriel A. Loguercio
Las zonas climáticas se están desplazando,
los glaciares se están descongelando, y el nivel de los océanos
se eleva. "El planeta se está calentando". Estos
son algunos de los anuncios que cada vez con más frecuencia
escuchamos, ya no sólo como predicción de los climatólogos,
sino como sucesos catastróficos del presente que nos informan
los medios masivos de comunicación. Estos acontecimientos
de orden meteorológico han alertado a la comunidad internacional,
que ve en ellos una amenaza futura para el desarrollo económico
y la preservación de las condiciones ambientales necesarias
para mantener las distintas formas de vida sobre la tierra, tal
como hoy son concebidas. Es lo que se conoce como "El cambio
climático global".
La principal causa del cambio climático global
es la emisión de gases provenientes de la combustión
de fuentes de energía fósil, que provocan el denominado
"efecto invernáculo o invernadero". Los gases que
participan en este proceso se denominan, en consecuencia, gases
de efecto invernadero (GEI). En la atmósfera existen concentraciones
naturales de distintos GEI. Dichos gases, del cual el más
importante es el dióxido de carbono (CO2), dejan pasar la
radiación de onda corta proveniente del sol, que al llegar
a la superficie de la tierra se convierte en calor. Parte de este
calor es tranferido al suelo y parte es reflejado como radiación
de onda larga. Luego, esta radiación de onda larga que emite
la tierra choca en las capas bajas de la atmósfera con los
GEI, siendo devueltas hacia el suelo en forma de radiación
(calórica) de onda larga. Este fenómeno físico
es responsable de calentar a la atmósfera, llevando la temperatura
media anual de -18 ºC a alrededor de 15 ºC, lo que hace
posible la vida en nuestro planeta.
Vista panorámica de un bosque virgen de lenga. La capacidad
de fijación de carbono y de emisión por descomposición
se mantiene en equilibrio.
Desde el inicio de la era industrial, como producto
del uso de energías derivadas de fuentes fósiles (petróleo,
carbón, gas, etc), las emisiones antropogénicas han
aumentado considerablemente la concentración de CO2 en el
aire. En los últimos 50 años este aumento de la concetración
ha sido mayor al 25 %. Considerando las absorciones por los sumideros
naturales (bosques, otra vegetación y mares) y las emisiones
por las fuentes de CO2 , el balance anual neto de emisiones a la
atmósfera llega a 3.000 millones de toneladas/año.
Como producto de este exceso de concentración de CO2 se ha
incrementado el efecto invernadero, provocando un aumento en la
temperatura media de la atmósfera desde el inicio de la era
industrial del orden de 0,6 ºC. Esto ha provocado cambios en
los procesos físico-meteorológicos y medioambientales,
responsables de que en algunas regiones ocurran inundaciones y en
otras sequías profundas, así como una mayor ocurrencia
de tornados, huracanes, etc. Todos con sus consecuencias negativas,
tanto biológicas como económicas y sociales.
¿Cómo se puede enfrentar el
problema?
Lo primero a realizar para enfrentar este grave problema
es disminuir las emisiones industriales y domésticas de CO2
a través de la incorporación de tecnologías
menos contaminantes o cambios hacia fuentes de energías limpias
(eólica, solar, etc). Para ello se requieren transformaciones
profundas, las cuales los países industriales (mayores responsables
de las emisiones presentes y pasadas) están dispuestos y
obligados a realizar por su responsabilidad histórica. Pero,
lógicamente, estos cambios no deben poner en peligro el desarollo
económico y social alcanzado. El Protocolo de Kioto - que
es el marco legal más avanzado que han logrado las negociaciones
internacionales en este tema - establece que, luego de su ratificación,
las naciones desarrolladas deberán en promedio reducir sus
emisiones (para un primer período entre los años 2008-2012)
en una cantidad equivalente al 5,2 % de la emisiones verificadas
en el año 1990.
Por otro lado, los países en vías de
desarrollo también tienen su responsabilidad en las emisiones
de GEI (aunque en menor medida), sobre todo por la quema y cambios
de uso de la tierra en los bosques tropicales, donde se envían
al aire grandes cantidades de CO2, así como por el cada vez
mayor uso de energía fósil como producto del aumento
de la población y del crecimiento económico. En las
discusiones internacionales se plantea que el desarrollo económico
de estos países no debería seguir el modelo aplicado
por los países industrializados, a costa de los recursos
naturales y el clima, sino bajo formas que contemplen un uso más
eficiente de la energía y menos contaminante, lo que se denomina
el desarrollo sustentable.
El rol de los bosques como sumideros de carbono
La vegetación, a través de la fotosíntesis,
transforma energía solar en química absorbiendo CO2
del aire para fijarlo en forma de biomasa, y libera a la atmosfera
oxígeno (O2). Los bosques, en particular, juegan un papel
preponderante en el ciclo global del carbono (C) ya que:
almacenan grandes cantidades de C en su biomasa (tronco,
ramas, corteza, hojas y raices) y en el suelo (mediante su aporte
orgánico)
intercambian C con la atmósfera a través de la fotosíntensis
y respiración son fuentes de emisión de C cuando son
perturbados por causas naturales, por ejemplo incendios, avalanchas,
etc., o antópicas, como la quema para habilitar campos a
actividades agropecuarias, explotaciones forestales sin conceptos
silviculturales, etc. Pero también son sumideros (transferencia
neta de CO2 del aire a la vegetación y al suelo, donde son
almacenados) cuando se abandonan las tierras perturbadas, que se
recuperan mediante la regeneración natural.
El hombre, a través del manejo silvicultural de los bosques
nativos existentes, y por la creación de nuevos bosques mediante
forestaciones y reforestaciones en áreas donde no existen
árboles, es capaz de alterar las reservas y flujos de C forestal,
modificando su papel en el ciclo del C y utilizando con ello su
potencial para mitigar los cambios del clima.
Mecanismos internacionales para la implementación
de proyectos forestales de mitigación del efecto invernadero.
Una característica del efecto invernadero
es que resulta indiferente dónde se produzcan las emisiones
o la captura por sumideros, ya que sus consecuencias tienen siempre
un carácter global. Por ello, la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMCC), donde
desde 1992 se agrupan más de 150 países para negociar
soluciones a esta problemática, habilitó en su momento
una etapa experimental hasta el año 2000 para el desarrollo
de proyectos que contribuyeran a la mitigación del exceso
de CO2 atmosférico, a llevar a cabo en forma conjunta entre
dos o más países, que se denominaron Actividades Implementadas
Conjuntamente (AIJ).
Vista aérea de plantación de pino ponderosa en tierras
degradadas de la precordillera patagónica.
Posteriormente, ante la falta de resultados tangibles
en los compromisos voluntarios de reducción de emisiones,
las naciones de la CMCC firmaron en 1997 el Protocolo de Kioto.
Este acuerdo estableció compromisos vinculantes (metas obligatorias)
de reducción de emisiones y dispuso habilitar -una vez ratificado-
tres mecanismos de flexibilización para que los países
con compromisos de reducción de emisiones puedan cumplir
con ellos, bajo la premisa de que sus mayores esfuerzos deben siempre
invertirse en la reducción de emisiones domésticas
(en sus respectivos países). Estos mecanismos de flexibilización
son la Implementación Conjunta (IC), el Comercio de Emisiones
(CE) y los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL). Mientras las dos
primeras opciones podrán ser utilizadas sólo entre
países con compromisos de reducción de emisiones (los
países denominados "del Anexo I", de la CMCC, que
son los desarrollados), los MDL abrirán la posibilidad de
realización de proyectos conjuntos entre países industrializados
con compromisos de reducción de emisiones (Anexo I) y países
en vías de desarrollo (no Anexo I). Esto significa la posibilidad
de transferir grandes cantidades de recursos financieros y de know-how
tecnológico para promover procesos de desarrollo sustentable.
Estos proyectos deberán demostrar que producen:
la reducción de emisiones industriales ó
la fijación de CO2 y/o conservación del carbono ya
existente en sumideros. A través de alguna de estas formas,
o mediante su combinación, los paises industrializados podrán
contabilizar la reducción de emisiones de CO2 o su fijación
en sumideros, medidos en toneladas de carbono, para alcanzar sus
compromisos establecidos ante la CMCC en el Protocolo de Kioto.
Dentro de los proyectos forestales, la creación
de bosques en áreas degradadas o el manejo forestal de bosques
nativos que evite su quema o degradación por formas tradicionales
de uso no sustentable, cumpliría efectivamente con este objetivo,
demostrando una acumulación neta de C en la biomasa y el
suelo, en forma adicional a la que existiría sin la implementación
del proyecto.
La Patagonia argentina, por ejemplo, presenta un
gran potencial para el desarrollo de forestaciones con especies
exóticas de rápido crecimiento y alta capacidad de
absorción de CO2, en una faja de aproximadamente 50 km de
ancho entre el bosque nativo y la estepa que abarca las provincias
de Neuquén, Río Negro y Chubut. La superficie forestable
potencial estimada es de alrededor de 2.000.000 ha. Estas tierras
incluyen a suelos fuertemente degradados por el pastoreo excesivo
a lo largo de este siglo, encontrándose grandes zonas con
marcados procesos de desertificación. Las especies forestales
utilizadas en dichas forestaciones, que actualmente no cubren más
del 3 % del área forestable, son el Pino oregón y,
principalmente, el Pino ponderosa, ambos originarios de la costa
oeste de EEUU.
Algunas de las principales ventajas de la
Patagonia para el desarrollo de forestaciones en el contexto de
los MDL son los siguientes:
- Tierras aptas para forestación
fuera del bosque nativo, con diferentes grados de desertificación
- Estructura y tenencia de la tierra favorables
- Organizaciones forestales establecidas (Direcciones de Bosques
provinciales, CIEFAP, CORFONE, CORFO, INTA)
- Altas tasas de desocupación rural. Posibilidades de mejoramiento
socio-económico
- Conocimientos técnicos para el desarrollo de plantaciones
y manejo silvicultural
- Tasas de crecimiento promedio entre 15-20 m3/ha/año con
turnos de 35-40 años (notablemente superiores a las registradas
en los países de origen de las especies utilizadas)
- Promociones estatales a las forestaciones (subsidios nacionales
y provinciales)
- Plantaciones ya desarrolladas en una magnitud
que demuestra ampliamente su viabilidad
- Considerando sólo la biomasa aérea de los fustes
(troncos), las cantidades de carbono que pueden acumular estas plantaciones
representaría 3-4 toneladas/ha/año; si se incluyen
las ramas, hojas y raíces llegaría a 4,5 - 6 toneladas/ha/año,
lo que equivale a 160 - 210 toneladas/ha de carbono acumulado a
los 35 años. Ello representa un equivalente de absorción
de CO2 del aire del orden de 580 - 770 toneladas por hectárea.
Es necesario recalcar que en Patagonia aún no existen estudios
sobre la acumulación de carbono en el suelo, que aumentarían
considerablemente estos valores estimados.
La productividad actual de los sitios, según
el uso tradicional ganadero, permite mantener estabilizado un nivel
de carbono estructural en la vegetación rala (herbácea
y arbustiva) que alcanza solo 3,5 toneladas/ha. Ello muestra el
importante potencial "adicional" de fijación de
carbono que se podría alcanzar con el desarrollo de forestaciones
en Patagonia.
Con estas perspectivas, desde el año 1998
se han iniciado en la región proyectos piloto privados de
forestación para la fijación de CO2 en tierras forestables
degradadas por uso pastoril, entre una empresa alemana "Institut
für Umwelt und Entwiklung" -IUE- (Instituto para el Medio
Ambiente y el Desarrollo) y productores patagónicos. Estos
proyectos que entre 1998-1999 sumaron una superficie cercana a 3000
ha. han contribuido a duplicar la tasa de forestación en
la región.
Plantación joven de pino ponderosa. El sistema contiene bajo
nivel de carbono acumulado
Por otro lado, nuestro Centro regional patagónico,
el CIEFAP (Centro de Investigación y Extensión Forestal
Andino-patagónico), en conjunto con la Fundación PRIMA
KLIMA, una ONG alemana sin fines de lucro, han concluído
con éxito la etapa de prefactibilidad para el desarrollo
de un importante proyecto de Conservación y Uso Sustentable
de Bosques Nativos de lenga y ñire, en la cuenca de los lagos
La Plata y Fontana en la precordillera del Chubut. Dicho proyecto,
que se inscribe dentro de los Mecanismos de Desarrollo Limpio del
Protocolo de Kioto, se desarrollará en conjunto con el Gobierrno
Provincial y la Municipalidad de Alto Río Senguer y tiene
un fuerte componente socioeconómico. El producido de los
posibles derechos de fijación y/o reducción de emisiones
de CO2certificables como consecuencia de las acciones previstas
será compartido en partes iguales entre la ONG y el Gobierno
del Chubut, previéndose la reinversión de estos fondos
en proyectos ambientales y la creación de un Fondo para el
Desarrollo Ambiental, Forestal y Ecoturístico del Municipio
Alto Río Senguer.
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