Entrevistas
“Desde
el gobierno desoyeron los alertas del Instituto Nacional del Agua
y las previsiones del IPCC”
Entrevista a
Leonardo Ariel Serio, Licenciado en Ciencias de la Atmósfera,
integrante de la Cátedra de Climatología de la Facultad
de Agronomía de la UBA y
miembro de la Comisión Directiva del Centro Argentino
de Meteorólogos.
¿Las inundaciones que se están
produciendo cada vez con mayor frecuencia (como por ejemplo las
ocurridas en Santa Fe) son producto del cambio climático
global?
La certeza nunca la vamos a tener. Es decir, si la
inundación hubiera ocurrido de todas formas aunque no hubiese
un cambio climático. Pero al haberse producido un cambio
climático, no solo cambian los valores medios de la precipitación,
sino la variabilidad de la precipitación. De esa forma,
la ocurrencia de fenómenos como éstos se vuelven
más probables hoy de lo que eran hace 50 o 100 años
atrás.
¿Cuáles son los otros indicadores
que manifiestan ésta vinculación entre las inundaciones
y el cambio climático?
Primero habría que aclarar que no se trata
solo del cambio climático, sino que éste es una
parte de lo que el mundo llama el cambio global. Este último,
además de relacionarse con cambios en el clima, se vincula
con modificaciones en los sistemas de producción, los patrones
de consumo, en la biodiversidad, en el uso de los suelos, la contaminación
de aguas, etc. En este sentido, el cambio climático es
solo una parte, una parte muy importante, porque el clima vincula
todo lo demás.
Usted mencionó la falta de puestos
de observación como un aspecto central en relación
a las inundaciones ocurridas. ¿Hay otros responsables?
Si, en realidad hay una cadena de responsables. Desde
el gobierno desoyeron los alertas del Instituto Nacional del Agua
y las previsiones del IPCC que dicen que en esta zona del litoral
argentino las precipitaciones han aumentado aproximadamente un
30% en los últimos 30 años, y que es probable que
continúe la tendencia. Entonces, yo mencioné la
falta de datos observacionales como el primer eslabón de
esta cadena, porque es lo primero que habría que tener
para contar con una red de alerta. Se pueden hacer muchas estimaciones,
pero no son en tiempo real, como sí lo son las observaciones
meteorológicas.
¿Cuál es el motivo que impide
contar con esos datos observables?
A mediados del siglo pasado, Argentina contaba con
una red de observación de alta calidad, era considerada
la primera en Latinoamérica y una de las mejores del mundo.
En 1966 el Servicio Meteorológico Nacional fue intervenido
por un gobierno de ipso y quedó a cargo de la Fuerza Aérea.
Esa situación, que en principio solo duraría tres
meses, sigue vigente hoy, 38 años después. Durante
todos estos años se vino produciendo una lenta, pero sistemática,
desmantelación de las redes de observación, principalmente
porque a la fuerza aérea le interesa el pronostico para
la navegación aérea, no le interesan las cuestiones
ambientales. Para darte una idea, de tener casi 300 estaciones
de observación, pasamos a tener hoy menos de 100, en consecuencia,
quedaron grandes áreas sin ninguna estación. Sumado
a esto, la mayor parte de las estaciones de observación
estaban en las estaciones de ferrocarril. Con el cierre de ramales
y la posterior privatización empezaron a desaparecer, y
en ningún momento se presionó para que otro organismo
tomara el control de esas estaciones. El resultado es que las
pocas estaciones que quedan en la actualidad se encuentran en
los aeropuertos.
En la COP se habla mucho de la vulnerabilidad
de los países en desarrollo y de las estrategias de adaptación.
¿Cuáles serían las estrategias de adaptación
en relación a las inundaciones o catástrofes hídricas
que habría que implementar en Argentina?
Bueno, en realidad para eso habría que convocar
a ingenieros, arquitectos, planificadores, yo no soy especialista
en temas de adaptación. La adaptación implica reconocer
que el cambio está, que para eso primero hay que mentalizar
a los dirigentes en esto. A partir de ahí, habría
que planificar de otra manera el desarrollo de las ciudades, porque
estamos hablando de cómo nos adaptamos a lo que esta ocurriendo.
Esto no se resuelve solo construyendo terraplenes para que no
pase la inundación, sino planificando el crecimiento de
las ciudades hacia los lugares donde no se produzcan inundaciones,
o donde sea menos factible que ello ocurra.
¿Tiene expectativas respecto de esta
Cumbre?
Creo que es un hecho fundamental que Rusia haya firmado
el Protocolo. Eso determina que en febrero entre en vigencia y
que lo que está firmado se va a tener que cumplir. Ahora
bien, con lo que dice el Protocolo no alcanza, no alcanzan las
metas, más allá de que mitiguemos ahora, o cambiemos
los patrones de consumo, o nos dediquemos al desarrollo sustentable
(en lugar de pensar solo en el crecimiento económico).
Porque cuando planteamos distintos escenarios estos divergen recién
a partir 20 o 30 años en adelante, o sea que todo lo que
hagamos hoy, se va a sentir dentro de 20/30 años. Mientras
tanto seguiremos sintiendo los efectos de lo que ya hicimos. Entonces,
el Protocolo es un primer paso, bienvenido sea, pero espero que
no sea el último, y que a partir de acá se empiecen
a tomar compromisos cada vez más fuertes.