Entrevistas
“El Protocolo de Kyoto está
basado en tres supuestos que todavía se están debatiendo”
Entrevista a Martín Krause,
Rector de la Escuela Superior de Economía y Administración
de Empresas (ESEADE)
¿Cuáles son sus objeciones
al Protocolo de Kyoto?
El Protocolo de Kyoto está basado en los siguientes
supuestos: 1) el clima está cambiando; 2) ese cambio es malo y 3) es producido por el hombre. Yo creo
que eso está para discutir todavía. ¿Está
cambiando el clima? Puede ser, pero hay también informes
con estadísticas de ciertas temperaturas promedio que muestran
que en realidad el aumento que había hasta el momento era
de un grado promedio nada más. Además, ¿cambiando
dónde y cuándo? Puede estar cambiando en algunos
lados y no en otros, a lo mejor la temperatura está aumentando
en algunos lugares pero bajando en otro. ¿Es malo o es
bueno? Tampoco lo sabemos. Tal vez empiezan a sembrar trigo en
Siberia y los rusos dicen esto es mejor, porque mejora la agricultura.
Otra teoría un poco más estrafalaria en la cual
no me quiero meter mucho porque tampoco es mi área, dice
que la civilización actual comenzó hace 11 mil años
cuando luego de la última época glacial el hombre
salió de las cavernas y comenzó a practicar la agricultura.
Parecería que según vienen los ciclos estaría
por llegar en cualquier momento una época glaciar, así
que algunos sostienen que incluso un poco de calentamiento no
vendría mal. Como no tengo argumento científico
para hablar de eso, no quiero ponerlo como evidencia pero sí
mostrar que esas opiniones andan dando vueltas por ahí.
Y tercero, existe el debate de si es realmente el hombre el que
está provocando este tipo de cambios. Hay teorías
que hablan de que son las radiaciones solares las causantes del
calentamiento. La verdad es que del clima se sabe tan poco que
ahí es donde viene mi preocupación. Yo tengo ya
de base una preocupación muy seria: que los gobiernos se
metan a manipular la economía, porque la economía
son todos los individuos intercambiando, etcétera. Por
lo que veo problemas cada vez que los gobiernos se meten a manipular
la economía. Y la verdad es que me preocupa mucho más
si se meten a manipular el clima, porque ahí saben inclusive
mucho menos, porque no tenemos todavía un Keynes que proponga
políticas. Así que ahí temo que se produzcan
errores porque si en general no son buenas estas instituciones
poniéndose de acuerdo en ciertas cosas que son mucho más
básicas, ponerse a administrar el clima me parece peligroso.
¿En qué sentido la extensión
del derecho de propiedad va a ayudar a resolver problemas ambientales
hoy?
Básicamente el derecho de propiedad
protege los recursos. Les muestro a veces a mis alumnos un ejemplo
que ya está algo viejo. Hubo en una época aquí
un programa que se llamaba “Mantenga limpia a Buenos Aires”.
Sacaban una propaganda televisiva donde se veía una familia
comiendo en su casa fideos con salsa. La propaganda decía:
“¿ud. hace eso en su casa?” Y el señor
tiraba los fideos que le quedaban en la alfombra. Entonces la
propaganda terminaba diciendo: “no lo haga en las calles,
en las avenidas y en los parques de la ciudad, mantenga limpia
a Buenos Aires”. Y yo le digo a mis alumnos que la propaganda
era buenísima pero los que la hicieron tendrían
que haberse preguntado por qué la gente no lo hace en su
casa. Bueno, no lo hace por es su
casa, es su propiedad, la cuida y la protege. Ninguno de nosotros
está mirando un partido tomando una latita y cuando termina
tira la latita para atrás. A veces lo hacen los chicos pero
ahí viene el propietario que es la mamá y le dice
que no se hace. Sin embargo esa misma persona sale en su auto,
y tira la latita por la ventanilla. Eso es lo que llamamos en
economía externalidad negativa, es un costo que le pasamos
a otro, que algún otro va a pagar. El derecho de propiedad
hace que uno tenga que cargar con los costos y los beneficios.
Yo puedo hacer un basural de mi casa, pero el único que
se perjudica soy yo. Y eso es lo que genera ese incentivo a proteger
y a cuidar. Cuando nos encontramos problemas ambientales son en
aquellos lugares donde no hay un derecho de propiedad o un dueño
o un protector claramente establecido. El Estado no es un buen
protector porque está sujeto a intereses diversos. ¿Por
qué está contaminado el Riachuelo? Ahí hay
curtiembres, hay familias que trabajan en las curtiembres, al
funcionario no le gustaría tener una carpa enfrente con
los de las curtiembres que tendrían que cerrarse si tuvieran
que dejar de emitir. Entonces no hace nada, declama que sería
bueno tener limpio el Riachuelo, pero por otro lado no hace nada
porque tampoco quiere asumir el costo político de esa decisión.
Eso hace que sea un mal protector, un mal propietario. La contaminación
existe sobre todo en ámbitos públicos y, por cierto,
lo admito, en muchos de esos ámbitos, establecer un derecho
de propiedad es muy difícil, tecnológicamente difícil.
Pero la tecnología avanza en el sentido de permitir eso.
La tecnología avanza porque existe el incentivo para poder
apropiar el recurso y poder aprovecharlo y cuidarlo. Hoy seguramente
sea difícil. Todos estamos de acuerdo con el principio
de que quien contamina, paga. A veces es difícil establecer
quién contamina y cuánto contamina, sobre todo en
temas atmosféricos, pero cada vez habría más
tecnología para medir ese tipo de responsabilidad y eso
generaría por supuesto incentivos a no contaminar. Pero
en general yo veo en el largo plazo que el camino va más
por ese lado que por el camino regulatorio, que está sujeto
a todos los problemas conocidos de las regulaciones, lobbies y
la política metida en el medio de todo este asunto.
¿No hay un problema cultural en torno
a la responsabilidad ambiental?
Hay una cuestión cultural, es verdad.
Pero uno podría preguntarse si los países que cuidan
más el ambiente es porque son más cultos o porque
le tienen terrible miedo a las normas y penalidades que tienen
allí. Si creemos que es esto, también tendríamos
que preguntarnos qué es lo que llevó a estos países
a tener este tipo de normas. En este sentido creo que el derecho
de propiedad alienta a ser cultos. Supongamos que se larga una
tormenta y yo llego a mi casa y tengo que sacar la basura afuera,
y como no me quiero mojar abro la ventana y se la tiro por la
medianera a mi vecino. Al día siguiente mi vecino encuentra
eso y dice qué raro... la segunda vez que lo hago lo tengo
en la puerta diciéndome “la próxima vez se
la va a ver conmigo, con mi mal humor o con mi abogado”.
Con lo cual, la existencia de un derecho de propiedad del otro
lado ya me incentiva a mí a ser culto. Y mi mamá
me enseñó que no hay que tirarle la basura al vecino,
pero mejor que no lo haga porque me la voy a tener que ver con
él, porque él está protegiendo su recurso,
su propiedad. Esa es la esencia del incentivo que este tipo de
instituciones genera a proteger. Pero admito que hay cierto problemas
de extrema complejidad porque son problemas globales o son problemas
en los cuales este tipo de ejemplos sencillos no se aplican fácilmente.
Pero creo que por ese lado está la solución de los
problemas más que específicamente crear el “politburó internacional del medio ambiente” que vaya a administrarlo.
En relación a la falta de certeza
científica sobre el cambio climático, la Convención
de Naciones Unidas alude a un principio precautorio: aunque no
haya certeza absoluta, como hay riesgo, hay que emprender acciones.
¿Qué opina de este principio precautorio?
Que si uno tuviera que tomar una actitud
de precaución, lo que debería hacer es tomarse un
tiempo para entender el problema y después implementar
algún tipo de medida o de programa activo. No me largaría
ante la primera solución que se me cruza por la cabeza,
porque puedo generar más problemas que los que pretendo
solucionar.
Permitida la reproducción
de esta entrevista mencionando la fuente Ecopuerto.com