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Claudio Molina:
“
Se necesita una planificación a largo plazo para asegurar el futuro suministro energético”
En diálogo con Ecopuerto.com, Claudio
Molina, consultor en Agronegocios y Energía, y Director
Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles
e Hidrógeno (AABH), subrayó que comparte el
informe del ITBA a través del que se exterioriza una
necesidad de invertir alrededor de 4.500 millones de dólares
por año para crear una oferta energética acorde
a la demanda actual. La evolución de la preocupación
ambiental en el sector petrolero, el futuro rol de las energías
renovables y el efecto del reciente aumento de las retenciones
a las naftas y al complejo agrícola; fueron otras
cuestiones analizadas durante la charla.
¿Qué balance realiza de la situación energética
argentina?
Creo que estamos ante una tensa calma. Hay que analizar la cuestión
de manera dinámica: tenemos que considerar que la Argentina
tuvo un importantísimo crecimiento económico y
que venimos de crisis prácticamente terminales. Por lo
tanto, siempre se privilegió el corto plazo. Y en materia
energética, si no hay un horizonte de 20 o 30 años,
es muy difícil construir una oferta acorde a la demanda
de una economía que crece a estas tasas. Entonces, parecería
lógico que a futuro se vuelva a repetir la situación
actual, ya que al no privilegiarse el largo plazo, no existen
reglas de juego claras como para desarrollar el suministro energético
requerido.
Para superar esta situación, en su opinión, ¿qué medidas
se deberían implementar?
En primer lugar, habría que empezar a darle a la planificación
a largo plazo la importancia que merece. Coincido con el Informe
que fue presentado por ITBA en el Coloquio de IDEA y esto también
tiene muchos puntos en común con lo que expresan grandes
analistas del sector energético: si no invertimos entre
3.500 y 5.000 millones de dólares anuales, vamos a entrar
en una zona donde la tensa calma va a dejar de ser tal y surgirá un
gravísimo problema.
Pasando al tema específico del petróleo, ¿cómo
ve el desarrollo de las reservas a futuro?
Considero que de no revisarse la medida adoptada días
pasados, respecto de un aumento de los derechos de exportación,
que a mi juicio resulta confiscatorio y arbitrario, los incentivos
necesarios para poder aumentar significativamente los horizontes
de reservas que hoy tenemos no van a existir.
Teniendo en cuenta que en diciembre se cumplen los
100 años
del Descubrimiento del Petróleo en la Argentina, ¿cómo
piensa que evolucionó la preocupación ambiental
en el sector?
Creo que en los últimos 10 años se produjo un cambio
de tendencia, ya que hasta ese momento se le daba poca importancia
a la cuestión ambiental. Pero en la última década
hubo cambios trascendentes e inversiones que tomaron en cuenta
la preservación del medio ambiente; si bien cabe destacar
que estas nunca resultan suficientes, porque la actividad ha
sido muy intensa y los temas a resolver son muchos. En este sentido,
valoro que el vínculo de la energía con el medio
ambiente esté en los primeros lugares de la agenda de
gestión, pero vale subrayar que se necesita un desarrollo
estratégico no sólo de esta variable sino del resto.
Es decir, el tema ambiental tiene que estar incluido en una planificación
a largo plazo y ahí nace también la cuestión
de los biocombustibles.
No hay que soslayar la actividad de las entidades ambientalistas,
que constantemente nos alertan sobre los riesgos que genera
el uso de fuentes fósiles de energía.
En este sentido, ¿qué rol entiende que deberían
jugar en esta planificación estratégica las energías
renovables, entre ellas, los biocombustibles?
Siempre hablo de los biocombustibles como una alternativa
a desarrollar en conjunto con otras. Todas ellas deben
tener en común
la renovabilidad de los recursos. Cuando uno piensa en diversificar
la matriz energética y en hacerla más sostenible
en función del crecimiento esperado del país, hay
que considerar además de los biocombustibles, a las energías
eólica, hidráulica y nuclear, por ejemplo. En mi
opinión, sería deseable que existiera un importante
incremento de la participación de la energía nuclear
en la generación eléctrica: tenemos un desarrollo
de muchos años, uno de los mejores grupos de científicos
del mundo en este tema y es el momento de comenzar a capturar
parte de todo ese esfuerzo. Los que estén en contra, deberían
integrarse a un grupo de monitoreo, para que coordinadamente
puedan prevenir y alertar los desvíos que eventualmente
se pudieran generar.
¿Qué proyecciones hay respecto del crecimiento de la participación
de los biocombustibles en la matriz energética
argentina?
Los biocombustibles van a ocupar un espacio creciente
en Argentina. En una década podremos llegar al 10% de participación
de biomasa en general, esto implica un incremento significativo,
desde el 3% de aporte actual de esta fuente que hoy se registra.
Sin embargo, si bien es un paso importante, aún estaremos
lejos de lo que ocurre en el mundo. Tengamos en cuenta que en
el año 2005 la participación de la biomasa en la
matriz energética mundial era del 12% y en Brasil de más
de un 25%. Entonces, en la Argentina recién empezamos,
estamos ingresando de manera tardía al tema de la energía
renovable, pero es de esperar que cada día haya una mayor
conciencia, tanto en el sector público como privado, y
que se coordinen esfuerzos. Finalmente, quiero destacar que además
del desarrollo de estas fuentes limpias, tenemos que ser mucho
más eficientes en el aprovechamiento de la energía
disponible, donde se podrían lograr reducciones en la
demanda del orden del 5-6%, lo que ayudaría mucho
al medio ambiente.
Por último, ¿qué medidas se necesitarían
desde el Gobierno para garantizar la seguridad energética
en la Argentina?
Primero, para fomentar las inversiones, es necesario
que se establezca un marco de estabilidad fiscal dentro
de
un rango.
Cuando el
Estado brinda estabilidad fiscal, siempre tiene la
preocupación
de no quedarse trabado de pies y manos con las políticas
tributarias. Por ello, sugiero que esta se fije dentro de un
rango: si en cierto momento se generara una transferencia importante
de ingresos hacia un sector que inicia una actividad energética,
se le podría poner un tope y cambiar los tributos. Eso
sería una manera adecuada de crear un horizonte. El otro
tema sería la seguridad jurídica en cuanto a los
contratos. Es decir, que lo que se dé hoy no se cambie
a futuro y no me refiero sólo a los impuestos, sino también
a las regalías, las retenciones, etc. Eso sí, revisemos
lo que hay que revisar, porque en la década del noventa
hubo excesos que serían inadmisible consolidar con nuevos
contratos.
En el mismo sentido, el reciente aumento de las retenciones
al complejo agrícola y a la industria petrolera es una medida
muy mal analizada. Vemos que el diferencial que había
entre las retenciones para el crudo y para las naftas permitía
sostener, a modo de subsidio, los precios de los combustibles
en el mercado interno. Vale subrayar que en el caso de los biocombustibles,
en todo el mundo los incentivos fiscales son determinantes de
la actividad. En un país como la Argentina, que cambia
las reglas de juego, justamente hace falta más seguridad
jurídica para implementar una política en este
campo. Por eso está creciendo el complejo agroexportador
de biodiesel y nos estamos quedando atrás en el desarrollo
de la oferta para el mercado interno de este biocombustible.
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